martes, 9 de diciembre de 2014

Islandia día 5: Llegando al Norte

Desayuno en un coqueto hotel de despedida de este pueblo con tanto encanto.


Desde allí cogimos la carretera que rodea el lago Lögurinn hasta alcanzar el principio del sendero, por el cual se ascendía hasta la base de la segunda cascada más alta del país: Hengifoss. A pesar del frío, viento y cansancio, la ruta hasta vislumbrar la cascada mereció muchísimo la pena.





Allí dejamos nuestra marca, así que si alguna vez vais ya nos contaréis si sigue intacta XD.


Tras el descenso nos dirigimos a Hallormsstadur, uno de los poquísimos bosques de toda la isla, conocida por  a penas tener árboles. El paseo por el bosque fue muy agradable...Que únicos son los islandeses!, capaces de tallar troncos de árboles al más puro estilo arciano de Juego de Tronos y de abastecer una cabaña en medio del bosque de colorines y hojas para el "caminante".
























Casi alcanzado el mediodía, disfrutamos de un picnic en un cañón en medio de la nada. Tras ello cogimos el coche para dirigirnos hacia el Norte, atravesando paisajes lunares repletos de piedras.



Nuestro siguiente destino era la enorme y más caudalosa cascada de toda Islandia: Dettifoss. Con tal de llegar, había dos posibles caminos y nosotros nos decantamos por la carreterea 862 (mirando al Norte, la orilla izquierda). Tan impresionante que consideramos que una imágen vale más que mil palabras, aunque el estruendo del abundante agua era mucho más ensordecedor.



A continuación, en un brevísimo paseo llegamos a su hermana pequeña: Hafragilsfoss.

Aún atónitos por la brutalidad de la naturaleza,  seguimos una ruta de  grava, que estaba en muy buenas condiciones y por tanto no era necesario 4x4, que nos llevaría hasta la zona de Hljodaklettar, formada por caprichosas colinas de basalto y la preciosa cueva Kirkjan.



El día tocaba su fin, así que nos dirigimos más al Norte hasta encontrarnos con el mar.

Una vez llegamos al Hostel Berg, situado al sur de Husavik,  dimos un mágico paseo, hacia el sur la noche, hacia el norte el día...Un lago con patos y algunos caballos islandeses bajo la tenue luz de la luna. Y como colofón final, como no podía ser de otra forma: baño en el más rústico hot tube del viaje.